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PABLO SERRANO. El Hombre y su misterio

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(Extraído del libro 25 años de Enseñanzas Medias en Andorra )



Pablo Serrano, 1955.
Retrato que le hizo Sanier

Militar en la vanguardia artística del momento equivalía a practicar la escultura abstracta. Pablo inició en 1955 esta orientación estilística con su serie Ordenación del Caos. Se trata de montajes en hierro y chatarra que persiguen la búsqueda del espacio interior y la ocupación y desocupación del espacio (influencia directa de Oteiza sin duda). Junto al tratamiento del espacio (cuestión que él valoraba como elemento básico de la escultura contemporánea), asistimos a la recuperación conceptual de materiales desechados o residuales (hierros, cantos rodados, fragmentos de lava volcánica...).


En paralelo a la anterior serie trabaja en La quema del objeto como final o acabado de la obra de arte, y que expresa, en palabras del artista, "la presencia de una ausencia" de clara raíz metafísica. Los objetos son formas cúbicas, sostenidas y desgarradas a la vez por filamentos metálicos, que aparecen como desventradas por efecto del fuego. En otras variantes, forman retículas ortogonales que encierran el cubo sólido, o su ausencia. Esta serie se relaciona con las investigaciones y obras del italiano Lucio Fontana, creador del espacialismo y a quien Pablo Serrano conoció personalmente.
Pablo Serrano con su familia

Pablo Serrano con su familia
en Alloza

Cada vez más inquieto por los seres humanos, Serrano acentuó a partir de la década de los 60 su preocupación humanista y su compromiso social. Una serie significativa al respecto es la que él mismo rotuló como Los fajaditos. La serie fue fundida en el año 1965, cuando el general Franco celebraba los "25 años de Paz", y constituyen una crítica contra el régimen franquista y contra las ataduras en general que esclavizan y coartan la libertad. Se trata de figuritas grotescas, enanos y cabezudos que algo quieren decir, "pero no pueden, están fajaditos", escribió el escultor. Otro ejemplo del compromiso político de Serrano fue el retrato en bronce de Antonio Machado, una de las "bestias negras" del franquismo. El acto inaugural fue prohibido por la policía, que practicó detenciones y retiró documentos de identidad, entre ellos el de Pablo Serrano.

El hombre y su inseguridad existencial adquieren una concepción monumental y cósmica en la serie Bóvedas para el hombre. El contenido humano y acogedor (el espacio se concibe como un elemento protector) encuentra en esta serie una rica variedad de modulaciones espaciales y de texturas del bronce. Al presentar en Italia estas esculturas, Serrano escribió: "La idea de llamar a estas esculturas que pretenden una concavidad construida Bóvedas para el hombre parece alentar una última esperanza. Lo que sin ella pronto no serán otra cosa que cuevas o agujeros para la bestia".


Pablo Serrano con sus padres
en Alloza

A lo largo de la década de los años 70 inicia una serie de esculturas, menos expresionistas y más abstractas, que bautizará con el nombre de Unidades-Yunta. Se trata de espacios luminosos por los que traban contacto los individuos. Encajan y tienen un cierto aspecto morfológico erótico, aunque el tema central de las mismas es el del hombre y su necesidad de comunicación. Las Unidades-Yunta, aunque de variados tamaños y materiales, son preferentemente mármoles de tersas y brillantes superficies, en ocasiones "montados sobre plataformas giratorias, de manera que pueda intervenir un tercero uniéndolas o separándolas" (Pablo Serrano). La simplicidad de sus bloques y de su concepto representaría la unidad esencial de la humanidad y la superación de la inseguridad del ser humano mediante la compenetración.

Serrano publicó en 1971 un manifiesto esclarecedor de sus ideas. En él afirmaba: "Nada es posible si el hombre no sabe que habita su propia casa, si no sabe encontrar, buscando, su propio silencio, donde la creación se da, si cada uno de nosotros no abrimos las puertas de la comunicación que engendra. La ciencia es fría y sabe que la tecnificación sola, la máquina mal usada, el cúmulo de cosas de una sociedad de consumo nos arrastra a la desesperación y con ella a la violencia si el conocimiento de nosotros mismos nos falta [..]. Si estas formas, que persiguen una nueva moral dentro de un nuevo universo humano, se asimilan y se comprenden, podremos decir que el Intra-espacialismo está cumpliendo su misión al encontrarse con el hombre humano creador y consciente de su libertad que no es otra que la mayoría de edad de la inteligencia v del espíritu".


Pablo Serrano en Crivillén. 1985

A finales de los años 70 trabaja en la serie Los panes compartidos . Son una versión realista de las refinadas Unidades-Yunta. Responden, sin duda, a un compromiso solidario del autor: servir de vínculo de unión para la fraternidad humana de modo parecido al papel que desempeña el pan eucarístico. Tanto las Unidades-Yunta como los Panes constituyen importantes hallazgos iconográficos.


Demostrando su constante vinculación a Aragón desde que regresó a España, poco antes de morir en Madrid (1985), legó toda su obra a su tierra natal. De este modo, el Museo Pablo Serrano de Zaragoza es el único museo monográfico que existe sobre su obra, una obra universal por sus valores de compromiso, humanismo, solidaridad, pacifismo y creatividad.

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